Una peruana en Sevilla: ¡Olé!

Colaboración: Carla Landra

Siendo realista conmigo misma, nunca imaginé viajar fuera de mi país para seguir un estudio de maestría. Siempre pensé que viajaría tan solo por turismo y que la maestría la cursaría algún día en mi país.

Pero digamos que todo en la vida está conectado, y se atarían los hilos conductores para mí.  

Mi historia…

Uno de mis hermanos reside en España desde hace algunos años por temas de estudios y siempre me había comentado en ir a visitarlo en tiempo de vacaciones. Por mi cabeza rondaba la idea de viajar, aunque no sea fanática de traslados y eso, pero nunca se concretaba.

Mientras trabajaba me sentía insatisfecha de lo hasta entonces logrado y pensaba que había algo más que debía hacer para satisfacer ese vacío profesional.

Luego de tener una larga conversación con una joven mujer que buscaba empleo por aquel entonces en la capital (Lima, Perú) como trabajadora del hogar, se activó el “switch mental” que permanecía en off.

Fue lo que escuché respecto a las miserias que relataba por el hecho de ser mujer y por lo que tenía que pasar en su comunidad rural y que parecían de otro tiempo, lo que me impactó de tal forma, que decidí investigar para ver cómo se podría generar apoyo para ella y su comunidad.

Claro está que había tenido información por mi trabajo sobre la situación de las niñas, adolescentes y mujeres en el área rural. No fue un tema que tocara a fondo, hasta que llegó ese encuentro, el cual agradezco, porque generaría que encontrara lo que estaba buscando, a la vez que serviría para satisfacer ese vacío.

Es así como comencé a buscar información sobre becas de maestrías relacionadas directamente con el tema de la mujer y fui comentando mi proyección a algunas pocas personas.

Una de ellas me habló de la excelencia académica de las universidades en Sevilla. Es así, como llegue a la universidad Pablo de Olavide, (nombrada en honor a Don Pablo de Olavide, jurista y político nacido en Lima) a cursar la maestría en Género e Igualdad.
Fue una gran experiencia estudiar aquí, de esas que una quiere volver a pasar mil veces.

Siempre he sido una mujer que se ha rebelado ante la injusticia, por ello estudié la profesión de Derecho. Mis convicciones van unidas de la mano a la lucha social, no toleraba ni toleraré el abuso.

Pienso que la mujer que no tiene voz está perdida en la oscuridad, pero puede aprender a escucharse y a ver la luz, si cuenta con el apoyo necesario. Fue entonces cuando decidí que parte de mi labor en la vida sería de total apoyo a esta causa.

Para expresar gráficamente todas las emociones positivas que se generaron en mí al pisar por primera vez la universidad (UPO), seguramente utilizaría miles de esos emoticones  sonrientes en toda una página.

No me queda más que agradecimiento por la excelente calidad del profesorado, de la enseñanza, la buena química con el alumnado, y el gran conocimiento que me llevé luego de cursar la maestría.

Puedo afirmar que me sentí como en casa,  salí de las aulas siendo una mejor persona, capaz de ofrecer al mundo el conocimiento aprendido.

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Sevilla te llevo en el corazón…

Para describir a la ciudad de Sevilla, no me alcanzarían las páginas para decir lo hermosa que es. Su gente tiene una calidez y alegría única,  es una ciudad que lo tiene todo.

Lo que más me ha gustado es la alegría de sus habitantes, casi siempre te topabas con una sonrisa amable y créanme, para una persona extranjera era muy bien recibida.

Me encantaba caminar de ida hacia la estación del Prado de San Sebastián, mirando a las calles con muchos bares y gente, siempre en ellos compartiendo. Amaba caminar los fines de semana por la ruta paralela al río Guadalquivir, mientras observaba como grupos de deportistas practicaban remo.

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Como no todo era estudio,  tuve algunos espacios de relax, logre visitar lugares extraordinarios y a muy bajo costo como: el Real Alcázar y varios extraordinarios museos.

Además de encontrarme con personas de todo el mundo e intercambiar ideas con personas  de países como Italia, Inglaterra, México, quienes hoy ya forman parte de mi círculo de amistades.

La comida es deliciosa, recuerdo bien la tostada con esas finas rodajas de tomate en aceite de oliva para el desayuno.

Quedé encantada con los balcones repletos de flores, con los árboles llenos de flores de Azahar perfumando las calles; la semana santa, la feria de Abril.

Un punto importantísimo en cuanto a la economía y a mi presupuesto, fue el costo de la alimentación, era realmente enorme la diferencia en relación a precios con mi ciudad. Entonces, me di cuenta que vivo en una de las capitales más caras del mundo, ¿desde cuándo se ha puesto tan cara Lima?

Aunque siempre estuve extrañando a mi país, trate de colocarme de cierta manera en el “pellejo” (como decimos en Lima) de las personas que viven fuera de su tierra.

Sin embargo, había otra parte de mí que ya había logrado formar raíz con Sevilla. Pienso que algún día, no muy lejano, volveré de visita a recorrer esos caminos llenos de gente alegre y cálida que por donde vayas te da la bienvenida.

Creo firmemente que Lima y Sevilla son dos ciudades hermanas gemelas, repletas de personas amables, ambas ciudades están siempre dispuestas a tratar a la persona extranjera como local y su gente, son personas que se guardan con bien.

Es así como tuve mi experiencia muy intercultural en la hermosa Sevilla y puedo decir que he conocido amig@s maravillosos,  por eso Sevilla siempre ocupará un lugar especial en mi corazón.

Animo a más personas a alcanzar sus metas cumpliendo sus deseos, a seguir la aventura intelectual, intercultural y fascinante de estudiar su maestría fuera de su país.

¿Quién es Carla?

Soy abogada de profesión especializada en Derecho de Familia, actualmente vivo en Lima, fan de la filosofía, psicología, el arte. Me encantan los perros un tanto más que los caballos.

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